jueves, 27 de septiembre de 2012

                                La silla de Leloir

Puede haber sido la confluencia de corrientes humanas tan diversas y tan lejanas las que nos haya conducido a descubrir y desarrollar un metal servil y exquisito como el alambre de hierro.
“Lo atamos con alambre” a veces suena como reproche a nuestra improvisación pero en el mejor de los casos es esa capacidad, de innovación en la austeridad, la que nos ha permitido salir del paso en la mayoría de los cuellos de botella de nuestra historia.
En este espacio brillaran aquellos objetos bizarros, descabellados, paupérrimos pero efectivos que nos acompañan a diario.
El
"Teatro de Títeres el Bromurito" o una campana para fotografiar geles de agarosa realizada en MDF.


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